22 feb 2012

Los números primos

Siendo todavía niños,
atónitos nos dejaron
cuando en la clase explicaron
que eran los números primos.

Eran números que pareciera
no ser extraños en nada,
mas no se factorizaban
por mucho que uno quisiera.

Así, si tomamos seis,
lo podemos expresar
haciendo multiplicar
los números dos y tres.

Al proceso de igualar
un número a un producto
de dos, tres o más incluso,
llamamos factorizar.

Pero hete aquí que con los primos
eso no se puede hacer,
por lo que van a tener
la importancia que les dimos.

dos, tres, cinco y siete,
los primeros primos son,
les siguen a continuación
once, trece y diecisiete,

diecinueve y veintitrés
y así seguimos contando
no sabemos hasta cuando
porque el final no se ve.

Y aunque parece inaudito,
y no nos quepa en la mente
se prueba muy fácilmente
que primos hay infinitos.

Hay tantos como Aleph-cero,
infinito elemental,
que también es cardinal,
de los números enteros.

De muchos tipos los hay,
con múltiples propiedades,
como son los factoriales,
o los primos de Fermat.

Y entre ellos surgen celos
porque no son tan famosos,
simpáticos y graciosos,
como los primos gemelos.

Tres y cinco son gemelos,
once y trece también son,
¿adivinas el patrón
que les da ese parentesco?

Más ejemplos te daré
diecisiete y diecinueve
treinta y uno y veintinueve.
La solución te diré:

No sé si es cosa de Dios,
como dijo Galileo,
lo que sí sé y lo que veo
es que difieren en dos.

Al principio muchos hay
Y a medida que avanzamos
menos nos encontramos
aunque seguro que están.

Y tras romperse la sien,
un alumno me pregunta,
pues es chico que barrunta,
si el uno es primo también.

Lo admitía antes la ciencia
mas hoy no se considera
porque algún fallo genera,
aunque es pura conveniencia.

Por todo lo que he dicho antes,
y no solo por rimar,
podemos todos gritar:
¡los primos son fascinantes!



J. M. Ramos
Pontevedra, 22 febrero 2012