15 feb 2012

Albert Einstein


Por mucho que ingirió brebajes
de niño era un patoso;
disléxico era el mocoso
y de mal aprendizaje.

Pero algo sucedió
y se produjo un milagro
y en un día no aciago
su bombilla se encendió.

No le cayó en la cabeza
ningún fruto inspirador
sino que desde su interior
algo actuó con presteza.

Y con ese aspecto ajado,
con despeinada melena,
un traje que daba pena
y porte desaliñado,

consiguió con gran acierto
y mucha dosis de humildad
descubrir la gran verdad
que rige en el Universo.

Y la intuición le llegó
cuando en la estación del tren,
esperando en el andén,
él observaba un reloj.

Y aunque sea tontería,
a la vista de ese objeto
Albert se autoimpuso un reto
y formuló una Teoría.

Teoría hoy llamada
de la Relatividad,
y para la Humanidad
supuso nueva alborada.
Albert Einstein (caricatura)

José M. Ramos
Cádiz, julio 2011